En el año 1887 nace en Ribadumia, Pontevedra, Bodegas Lagar de Pintos, con la intención de producir grandes vinos.
Una bodega cuyos inicios fueron en la casa familiar, en la que destaca una armonía de piedra y un paisaje sobre la que ha ido quedando marcada la huella del tiempo a lo largo de las generaciones que han hecho realidad sus sueños.
Un lugar en el que desde siempre ha prevalecido el respeto por la tradición, la arquitectura, el paisaje y, por encima de todo, por las viñas, la uva y el vino.
Bodegas Lagar de Pintos se distingue por ser una empresa familiar en la que las distintas generaciones que la han continuado en el tiempo han participado de una única filosofía que rige el entendimiento de la bodega y el trabajo en las viñas, desde el respeto y el compromiso por los viñedos y el proceso de elaboración para no poner en riesgo el equilibrio con el entorno.
De allí que sus vinos son la expresión de la cultura y de una gestión moderna, eficiente y rigurosa, en la que el proceso de producción es comprobado por precisos criterios de selección y calidad, con el propósito de crear productos de excelencia.
Es por ello que en los viñedos antiguos de más de 50 años de media está la esencia de Bodegas Lagar de Pintos, atesorando las señas de identidad de la bodega. Razón por la cual es a partir de estos que nace la personalidad de cada vino y la originalidad de sus matices.
Como parte de esta identidad, en el año 1873 D. Francisco de Rudiño, también propietario del puente que cruza el Río Umia hasta llegar al Molino, construyó el Molino de Rvdiño, un sistema que busca conducir el agua a través de cuatro canales de desvío que hacen mover el rodicio al chocar el agua con sus aspas, generando un movimiento giratorio que facilita la caída del grano por un hueco central a un recipiente de madera.
Un artefacto que es el reflejo de la importancia de las máquinas para la molienda de los frutos, siendo una de las conquistas tecnológicas más significativas en la historia del ser humano que pasó de ser movidas a mano a funcionar con la energía del agua, que es el caso del molino de Lagar de Pintos.
Un molino que puede ser descubierto en las visitas programadas por la bodega en las que además se realizan paseos entre viñedos y por la bodega para conocer el proceso de elaboración y disfrutar a través de catas los vinos.
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