Bodega La Presa

Bodega La Presa en D.O. Toro

El 18 de mayo de 2015, se constituye Bodega La Presa como una comunidad de bienes entre Ángel y Tomás, con el propósito de elaborar y criar vinos utilizando la bodega propiedad de Isaías, situada en el casco urbano de Sanzoles, Zamora.

Dos amigos de la infancia, quienes en el año 2014, hablando del vino y de lo que representaba para cada uno de ellos, alimentados por sueños y recuerdos, deciden hacer un buen vino de Toro, calificarlo como crianza y comercializarlo.

Un sueño y un reto que junto sus familias, amigos y colaboradores permite que esta tradición vitivinícola trascienda a lo largo de varias generaciones; hasta la actualidad, pues aún se elaboran vinos con la ilusión de antaño y los medios de ahora, con el mismo mimo hacia la tierra, hacia las cepas, hacia los frutos y hacia el vino.

Viñedos que se diferencian por peculiaridades como el clima de la zona; terrenos franco-arenosos, con cantos; orografía casi llana; pequeños tesos de pendientes suaves; altitud uniforme alrededor de 800 m; clima mediterráneo templado y seco y escasa precipitación anual.

Una bodega excavada a mano por los antepasados

La labor de Bodega La Presa en el mundo del vino comenzó con los antepasados de Tomás y Ángel, quienes iniciaron a mano el camino del cultivo de la vid para que sus descendientes dieran continuidad a este recorrido desde la tierra hasta la botella.

Es así como la bodega cuenta con sala de barricas cuatro metros bajo tierra para recibir el vino limpio y claro después de la decantación, trasiego y retirada de fangos. Barricas de roble francés y americano, azueladas, limpias, desinfectadas y retostadas que son utilizadas con uno o dos vinos.

Asimismo, dispone de una sala de botellas, en la que tras estar el tiempo requerido en barrica el vino se redondea antes de salir al mercado. Un lugar en lo más profundo de la bodega, un pozo excavado por los antepasados hace unos 400 años, en el que las posibles filtraciones de agua se acumularan, pues esta es agua inodora, incolora e insípida. Es junto a este donde se guardan un cierto número de botellas de cada añada y algunas dentro del agua del pozo.

Por otra parte, con la finalidad de conseguir los mejores vinos cada añada, cada vino, cada etapa del proceso es cuidada minuciosa y detalladamente. Tal que cada botella sea el símbolo de los surcos en las paredes, las arrugas en la piel, el tiempo, el trabajo, el esfuerzo, cada centímetro excavado, cada cesto de arena extraído, cada metro ganado a la profundidad de la bodega.

Es así como esta bodega ha logrado hacer un sueño realidad, conseguir el vino El cuco de Valdelaluna cuyo nombre representa el canto del cuco, un ave que está en la memoria de aquella niñez, en la que junto al padre o al abuelo se hacían las labores en la bodega o el viñedo.

Por su parte, Valdeluna recuerda uno de los caminos que salen del pueblo de Sanzoles y que lleva, entre otros espacios, al paraje donde se encuentra el viñedo.

Un vino de D.O. Toro, uva Tinta de Toro 100%, un Toro noble y equilibrado que sorprende por su fácil paso por boca; de color rojo cereza picota, brillante, limpio y sin partículas en suspensión. Con aromas primarios a frutos rojos y maduros y con aromas terciarios de barrica.