Creada por Jesús Fernández en El Pego, Zamora, Bodegas Coral Duero se dedica a producir los mejores vinos de Toro.
Una bodega con un nombre que representa un homenaje al Rio Duero que atraviesa la región alimentando y llenando de vida a las cepas y a la fortaleza de los viñedos que han superado todas las vicisitudes del paso del tiempo.
Viñedos centenarios de Tinta de Toro constituidos por hectáreas divididas en cuatro parcelas que conservan sus nombres tradicionales: Rompesedas, El Salgadero, Los Lastros y Las Parvas.
Tierras caracterizadas por un clima continental extremo y ciertas influencias atlánticas; veranos largos y cálidos e inviernos muy fríos; suelo compuesto principalmente por sedimentos arenosos con algo de gravilla y rocas, lo que permite un perfecto drenaje de la poca agua recibida.
Terrenos que son resguardados mediante vendimias tempranas que se realizan a mano; uso de abonos naturales y orgánicos para fortalecer la planta y la calidad de la uva y perforaciones en la tierra y labrado para incentivar el drenaje. Asimismo, durante el proceso de elaboración se garantiza la delicadeza, sutileza y elegancia de los vinos a través de fermentaciones y crianzas que se producen siguiendo el estilo de vinificación tradicional y, estrujados y prensados hechos casi de forma artesanal.
Para Bodegas Coral Duero es esencial el equilibrio, el orden, el ritmo y la armonía que se debe conservar durante las labores de campo. De allí que cada botella de vino elaborada representa el profundo respeto que la bodega siente por la naturaleza.
Es por ello que se cuenta con viñedos sorprendentemente antiguos, en los que se efectúan procesos que se rigen por las metodologías tradicionales. Así como, con instalaciones modernas y eficientes, dotadas de las últimas tecnologías para garantizar vinos genuinos con carácter, personalidad y tradición de Toro.
Un complejo arquitectónico que a pesar de lo innovador coexiste con el hermoso paisaje, gracias a sus muros superpuestos de color rojo, que evocan la intensidad del color de los vinos de Toro y su suelo y representan las antiguas murallas que solían rodear a las ciudades en el pasado.
La ausencia de entrada, sin puertas y ventanas, es una curiosidad de todo aquel que lo admira, un aspecto que junto a otros destacan la bodega no solo a nivel estético sino también en términos de eficiencia enológica, a través de los distintos espacios que han sido diseñados con el fin de proveer una atmósfera armoniosa y unas condiciones ideales para la creación de una colección de vinos singulares:
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