Bodegas Traslascuestas

Bodegas Traslascuestas en D.O. Ribera del Duero

Bodegas Traslascuestas, forma parte del grupo de Bodegas Fernández de Piérola, por lo que se guía por la misma filosofía de “Pago”; pero esta vez, trasladada a la Ribera del Duero, una zona vitivinícola por excelencia y de gran renombre.

Al buscar donde establecerse en la Ribera, la bodega se decidió por Valcavado de Roa, en la provincia de Burgos. Un lugar donde consiguieron las mejores viñas para su proyecto y también el ambiente perfecto para construir su bodega. Desde allí, se dedican al cuidado y cultivo de su variedad autóctona, el Tempranillo, con la que elaboran vinos que son dignos representante de la Ribera del Duero, pero con un toque de la elegancia de La Rioja.

Así, Bodegas Traslascuestas, en su empeño por la viticultura y desarrollo sostenible, han construido una edificación e instalaciones ecoeficiente, que son respetuosas con el medio ambiente. Tanto así, que es la bodega pionera en la Ribera, en cuanto al uso de la energía renovable, logrando cubrir el 100% de sus necesidades energéticas, gracias a la energía geotérmica.

Los viñedos de la bodega

Las viñas de Traslascuestas, también se encuentran localizadas Valcavado de Roa, conocido también como el balcón de la Ribera, por encontrarse a una altura de 900 metros sobre el nivel de mar; razón principal por la cual Fernández de Piérola decide asentar en esta zona su proyecto de la Ribera del Duero.

Los viñedos de la bodega, están cultivados con la variedad Tempranillo, también llamada tinta fina o tinta del país, que se desarrolla en el clima continental atlántico de la Ribera. Este es un clima seco y con mucho viento, con inviernos largos y muy fríos y veranos cortos y calurosos. También ocurren heladas frecuentes y persistentes, hay pocas nevadas y las lluvias son moderadamente bajas.

Estas condiciones climáticas junto a otras características como la altura del viñedo, favorecen el desarrollo óptimo de la uva y le otorgan la expresión más genuina de La Ribera del Duero. Todas ellas desempeñan un rol importante en el desarrollo y crecimiento de las cepas, además de influir en la maduración de la uva y, por consiguiente, la calidad de los vinos de la bodega.