Dominio De Pingus

Dominio De Pingus en D.O. Ribera del Duero

Dominio de Pingus es una bodega ubicada en Quintanilla de Onésimo en la provincia de Valladolid. La misma fue fundada en 1995 por el enólogo Peter Sisseck, con el propósito de desarrollar un proyecto que este tenía pensado desde hacía ya tiempo y en el que pondría en práctica los conocimientos y la experiencia adquirida en el mundo del vino.

Es así como, logra crear esta bodega artesanal en la que hoy día se elaboran prestigiosos vinos, a partir de unas pocas hileras de barricas nuevas, una rudimentaria prensa, algunas tinas de madera y depósitos de acero. Un equipamiento suficiente para una elaboración muy cuidadosa que se traduce en una baja producción de gran calidad, que hace que estos vinos sean parte de los más exclusivos de España y de los más valorados del mundo.

Viñas viejas de Tinto Fino, el secreto de los grandes vinos

La clave del éxito de Dominio de Pingus radica en las viñas en las que se cultivan y seleccionan de manera muy controlada los frutos para la elaboración de sus vinos. Se trata de viñas viejas de entre 60 y 70 años de Tinto Fino 100%, conformadas por hectáreas distribuidas en diferentes pequeñas fincas de suelo arcilloso y pedregoso.

Por otra parte, y a diferencia de otros viñedos, donde el clima puede influir mucho; en estos la producción es muy constante y de una calidad muy elevada, ya que es un viñedo de poca extensión en el que la cantidad de vino producido es escasa lo que ayuda a mantener su reputación.

A esto se suma la manera en cómo se desarrolla el proceso de elaboración, donde el despalillado se realiza manual y cuidadosamente, desgranando las uvas más maduras de cada racimo; la maceración y posterior fermentación es completamente natural, para mantener mejor la pigmentación y que el vino conserve su aroma y sabor afrutado. Además, el vino permanece en reposo el tiempo necesario hasta antes del embotellado, cuando se eliminan las lías para que quede completamente limpio, sin filtrarlo ni clarificarlo, para respetar al máximo sus cualidades naturales.

De esta forma, se consiguen vinos de excelencia, con un color profundo y aromas balsámicos y florales, intensos pero elegantes, con taninos pulidos, buena acidez y una estructura equilibrada.