En Castrillo de la Vega, Burgos, fue fundada Linaje Garsea, una bodega dedicada durante varias generaciones a la elaboración de vinos con prácticas naturales tanto en el viñedo como en la bodega, sustentadas en los pilares de la familia, el respeto, la pasión y el buen hacer.
La misma representa un legado familiar que se ha mantenido por más de 100 años y que conserva la esencia de sus antepasados, quienes eran agricultores de la vid. Una tradición que comienza en los viñedos caracterizados por diferentes tipos de suelos. Así, Valdecobos proporciona tierras ricas en arcillas y calizas, hierro, potasio y otros minerales, con menor impacto de las heladas de primavera y otoño y una incidencia solar que madura el fruto a la perfección, suelos que apenas necesitan tratamientos no ecológicos ni abonos en las viñas.
Por otra parte, junto a la bodega, la segunda zona de viñedos paralela al Río Duero en los límites de Aranda, posee una tierra más húmeda y rica en materia orgánica pero también más expuesta a la dureza del clima, por lo que acoge viñas que hay que cuidar con esmero, para conseguir menos uva pero de una excelente calidad.
Viñedos cuyas condiciones son las óptimas para el cultivo de las uvas y su procesamiento, según cada estación. De estas manera, en invierno la vid descansa; en primavera aparecen los primeros vestigios de vida y se emplea una poda de ramaje para enriquecer cada uva que nace; durante el verano se da el crecimiento de la forma más natural posible, eliminando las hierbas con cultivadores para evitar el uso de herbicidas y en otoño, se garantiza una producción menor y de gran calidad y se realiza la vendimia.
Posteriormente, la uva llega a la bodega para ser seleccionada una vez más y despalillada, reposando unos días en depósitos de acero y macerando en pequeñas cantidades para extraer lo mejor de cada fruto; momento en el que inician las fermentaciones alcohólica y maloláctica, las cuales redondean el carácter natural y sano de los vinos que reposarán en barricas de roble americano, francés, húngaro y español, para terminar de descansar en botella.
Linaje Garsea se distingue por crear vinos que ejemplifican el legado que cada generación ha recibido y traspasado a la siguiente, el cual han convertido en una expresión de respeto, pasión y buen hacer.
De allí que son vinos especiales, pues tienen el sabor de los paseos por las viñas al amanecer; de quedarse mirando el único rayo de sol del invierno ribereño iluminando lo que aún es la promesa de una uva excelente; el aroma de las horas, de los días pensando y probando y el silencio lleno de matices de una tarde escuchando respirar a las barricas de roble en la bodega. Vinos con naturalidad, calidad y complejidad como:
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