En Fermoselle, Zamora, se encuentra situada Bodegas Pascual Fernández, una bodega que tiene como principal objetivo poner en valor las castas autóctonas de la D.O. Arribes a través de una viticultura tradicional y natural, basada en el respeto a las características propias de cada variedad con el fin de obtener vinos de gran expresividad y personalidad.
Un proyecto familiar promovido por José Luis Pascual y su mujer Sonia Fernández. José Luis está muy vinculado al territorio de La Raya, siendo el creador y alma mater del concurso de vinos más importante de la Península Ibérica, los Premios Vin Douro-Vin Duero, entre otras actividades.
Por su parte, Sonia está profundamente arraigada a la tradición vinícola de Fermoselle, pues sus abuelos elaboraban vino de las pequeñas parcelas familiares, que ahora se han recuperado para la bodega.
Dos experiencias y fuentes de conocimiento que dan como resultado una bodega con un compromiso personal con el territorio, expresado en sus vinos Siete Peldaños Bruñal, Malvasía, Doña Blanca, Malvasía Barrica, Tempranillo, Juan García y Garnacha.
Una marca cuyo nombre «siete», en la simbología hebrea, indica ordinariamente que la medida está completa, que se da un resultado relativamente perfecto, que hay cierta plenitud. Se trata del símbolo de la dimensión espiritual que envuelve la materia, es el contenido interior, sin el cual el mundo no puede existir; representa la fuerza vital, la séptima dimensión, aquella que sin ser vista posibilita la existencia.
Bodegas Pascual Fernández se distingue por estar ubicada en la villa de Fermoselle, en la comarca zamorana de Sayago, identificada por su paisaje formado por las pendientes ribereñas que desde siempre han favorecido la agricultura de bancales y el cultivo del viñedo y el olivo.
Una zona caracterizada por una tortuosa topografía de peñascos, fallas y despeñaderos; un clima mediterráneo continentalizado que dulcifica las temperaturas extremas en las estaciones de invierno y verano; lluvia escasa y rocas graníticas mayoritariamente y sedimentarias metamorfizadas principalmente pizarras.
Condiciones ideales para los viñedos de más de 60 años que posee la bodega, compuestos por pequeñas parcelas situadas especialmente en los bancales de ladera, donde se realizan las prácticas tradicionales de los viejos viticultores de la zona.
A esto se suma las dos bodegas antiguas que Pascual Fernández recuperó, edificios señalados y protegidos como Patrimonio Histórico Artístico de España, para la sala de elaboración, barricas y botellero; valorizando así una arquitectura vernácula que potencia la huella judía en el granito de sus arcadas, en el pozo de agua que sirvió para ritos de purificación y en los siete peldaños que se pisaban para entrar en el aljibe.
De allí que la bodega ocupa dos casonas rehabilitadas de 1857, las cuales han sido adaptadas a las necesidades técnicas necesarias para la elaboración de las botellas de Siete Peldaños, empleando para ello un criterio enológico moderno en los procesos de fermentación y crianza destinados a rescatar la personalidad de cada una de las castas.
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