Gerardo Guillermo Michelini (Michelini I Mufato) es una bodega ubicada en Toral de Merayo León, que forma parte de un emprendimiento familiar cuyo objetivo principal es elaborar vinos con un abordaje basado en el respeto, la pureza y la precisión.
Un proyecto en el que Andrea Mufatto, Gerardo Michelini y Manuel Michelini comparten una manera de interpretar un entorno natural y sus frutos, que busca minuciosamente la esencia del carácter de cada geografía.
Es así como nace esta bodega, luego de varios viajes por España, en los que Andrea y Gerardo se enamoran de la zona de Bierzo, concretamente de algunos parajes olvidados de Ponferrada como Valdecañada y Ozuela.
Estableciéndose en la localidad de Toral de Merayo, donde adaptan una construcción del siglo XVIII a las necesidades de una bodega que permita elaborar vinos tradicionalmente, a la manera de antaño; los cuales se fermentan en ánforas de arcilla y se crían en barricas borgoñonas usadas y también en fudres de madera.
Michelini I Mufato se identifica porque trabaja con vides que muestran su talento y su encrucijada, en las que se busca descubrir la singularidad de cada terruño, a través de vinos con expresiones genuinas y sinceras que hablan del cielo y de la tierra en la que nacen.
Vinos blancos y tintos simétricos, profundos, precisos, puros y sensibles, que son el fiel reflejo de su terroir de origen y de la esencia de una idea y una filosofía de elaborar vinos. Caldos elaborados con los más mínimos detalles y apoyados en la textura más que la fruta, en la austeridad más que en la exuberancia, exponiendo de forma transparente y delicada el terroir de origen.
Para ello se apoyan en viñedos antiguos de más de 80 años de edad ubicados sobre la cara norte de las sierras, conducidos en vaso que crecen sobre un suelo compuesto de piedra pizarra y arcilla y en el frío de la zona.
Condiciones que favorecen la producción de ejemplares que seducen a los amantes del vino y críticos de todo el mundo a partir de las variedades típicas de la región Mencía, Godello, Palomino, Merenzao, Brancellao, Garnacha Tintorera y Doña Blanca.
Variedades que son tratadas mediante un proceso que busca mantener el carácter orgánico de los viñedos, vinificando como en antaño, trabajando con raspón, usando por lo general racimos enteros y fermentando las uvas con levaduras nativas de los viñedos en pequeñas tinajas de barro y cubas de madera.
De esta manera se consiguen ejemplares finos, fluidos, con notas no tan frutales como de humedad y sotobosque, textura elegante y capacidad de guarda, vinos más sutiles que impactantes:
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