La D.O Bierzo se expande por la comarca del mismo nombre, situada en el noroeste de la provincia de León y limítrofe con las provincias gallegas de Ourense y Lugo y también con Asturias.
Se sabe que fueron los romanos quienes impulsaron la agricultura en estas tierras, introduciendo el cultivo de la vid y técnicas novedosas como el arado.
La mayor expansión de viñedos en la zona se dio en la era medieval, sobre todo en monasterios cistercienses donde el vino era un producto indispensable para el culto y para acompañar las comidas. De esta forma, la viticultura representa un papel muy relevante en la actividad económica de la zona desde hace diez siglos.
Como gran parte de los viñedos de la península, la zona también se vio azotada por la plaga de la filoxera. En la primera mitad del s. XX los cultivos se reestablecieron gracias a injertos de vides americanas.
Con la aparición del movimiento cooperativista, la producción de vinos aumentó y el sector cobraría especial relevancia hasta el día de hoy en la región.
La Denominación de Origen Bierzo quedó reconocida el 11 de noviembre de 1989 y a continuación se aprobó su reglamento y el de su Consejo Regulador.
Las funciones del Consejo Regulador se centran principalmente en velar por el cumplimiento del reglamento, estableciendo los requisitos de laboreo, control y producción de los vinos del Bierzo amparados bajo la denominación de origen.
32 son los municipios amparados bajo la D.O. Bierzo, cubriendo un total de 2.954 kilómetros cuadrados. Esta extensión representa un 18% de la provincia de León.
Las diferentes bodegas de la DO Bierzo, se dedican a la elaboración de todo tipo de vinos: tintos, blancos, rosados y claretes. Para ello debe realizarse solo las siguientes variedades:
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