Lagar El Monte

Lagar El Monte en D.O. Montilla-Moriles

En el año 1994 Antonio López López y su esposa Doña Francisca de Paula Cuenca Ojeda fundan Lagar El Monte en Moriles, Córdoba, una bodega que es una continuación del Lagar de los Naranjos, propiedad de la familia López.

Se trata de una bodega pionera en toda su actividad, destacándose Fino Cebolla y Fino Los Naranjos en Rama, la primera marca comercial que llega al mercado procedente de Moriles; el primer salón de celebraciones que hay en una bodega de crianza biológica en esta zona y la primera actividad de enoturismo que se desarrolla en el pueblo.

Una historia que inicia cuando Don Juan Ramón López Fernández llega a trabajar en 1918 al Lagar de los Naranjos, la cual le es heredada por la dueña del mismo; quien a su vez la hereda en 1950 a Don Francisco López Ortiz que decide dotarla con la industria y maquinaria que había en la época para hacer una bodega de almacenamiento de vinos de tinaja.

Más adelante, entre 1970 y 1980, Antonio López López nota que la bodega vendía a otras bodegas su materia prima con la que hacían sus vinos, los comercializaban mucho más alto y ganaban prestigio; situación que lo impulsó a crear su propio vino, un caldo de pueblo, con características muy particulares.

Una de las bodegas en crianza biológica mejor adaptadas de la zona

Lagar El Monte se distingue por la nave de crianza biológica hecha en 1992 por Antonio López López, con el fin de continuar siendo una bodega precursora en lo que a grandes vinos en el mercado se refiere, tanto a nivel nacional como internacional.

La misma posee una estructura en la que la viña está en mayor altura aprovechando la colina para alcanzar mejor calidad y la bodega de crianza en el centro del Lagar, en desnivel para tener la crianza biológica en condiciones óptimas bajo el nivel del mar, consiguiendo un vino de calidad excepcional.

De esta forma las condiciones arquitectónicas de la bodega de crianza son óptimas para que se produzcan dos factores claves en la crianza biológica, el porcentaje de humedad y la diferencia térmica, los cuales son aptos para la creación de los vinos singulares:

• Monteverde: vino joven, hecho con las variedades autóctonas Pedro Ximenez, Montepila y Moscatel. Un vino fresco y vivo, de color muy pajizo, ligero y ágil en copa; con aromas intensos, un claro recuerdo a pera, manzana verde y frutas tropicales como mango. En boca es suave, fresco, con delicada acidez, salinos y una agradable untuosidad.
• Los Naranjos: vino fino en rama, de color limón de ribetes verdosos y una ligera turbidez. Con un aroma punzante y recuerdos a levaduras y almendra amarga. En boca es fino, untuoso, salino y de intensidad media.
• Cebolla: un vino fino de color amarillo verdoso con reflejos dorados. Con aroma punzante y con recuerdos a levadura y membrillo y en boca genuino, franco, con carácter salino y elegante.
• Moriles Viejo San Ramón: un vino en rama de colores ámbar, cobre y caramelo con ciertos ribetes brillosos y una sutil turbidez. Con aroma a tostados, barnices, vainilla y recuerdos a almendra y en boca es poderoso, intenso y elegante.
• PX San Ramón: de color caoba oscuro con ribetes yodados, limpio y brillante; en nariz con aromas de crianza dejando patente la uva Pedro Ximénez de la que proviene y en boca sabroso, dulce y elegante.