En un paraje especial de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en Muxika, se encuentra Bodega Berroja una empresa familiar comprometida con la elaboración de Txakolis exclusivos y singulares, bajo la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina.
Para ello dispone de un viñedo conformado por la agrupación de las propiedades de las caserías Etxebarri, Aguirrebekoa y Arandia, con un sustrato homogéneo y suelos poco profundos formados a base de estratos margosos alternados entre capas calizas y arenosas, expuestos a las influencias naturales de insolación y nivel freático.
Cualidades que permiten la plantación de la variedad autóctona Hondarrabi Zuri junto con Hondarrabi Beltza, Riesling y Syrhak; uvas adaptadas a condiciones climáticas adversas, lo que se puede ver en la tipología de los txakolis en la que destaca la mineralidad presente.
Además, cuenta con una bodega cuya construcción se completó en el año 2001 dando lugar a la primera cosecha del Txakoli Aguirrebeko, un sueño que ha continuado y ha permitido ofrecer siempre la mejor calidad dentro y fuera del territorio en países como Japón, Alemania, Suecia, entre otros.
En el 2008 Bodega Berroja obtuvo la acreditación del Sistema de Producción Integrada que se implantó en todos los procesos, desde la viña hasta el envasado, con la sostenibilidad como objetivo principal.
De allí que la bodega se distingue por el respeto al medio ambiente que la rodea y el mantenimiento de la armonía entre este y los procesos de producción de la uva mediante una agricultura sostenible, apoyada en procedimientos y técnicas que se extienden a la manipulación de la uva, su transformación, envasado y el etiquetado de los txakolis.
Además del Sistema de Producción Integrada para el cuidado del viñedo y la producción de los txakolis, desde el 2021 la bodega está adherida a la Carta Europea de Turismo Sostenible, una acreditación que otorga la Federación Europarc.
Otro de los principios básicos que rigen la bodega es la singularidad, partiendo de una uva autóctona, propia y de calidad, que hace que los txakolis tengan personalidad propia y sean singulares, lo que ayuda a potenciar las particularidades del terroir.
Son estos pilares los que determinan el contexto en el que se lleva a cabo el proceso, usando cerramientos ganaderos en todas las parcelas y repelentes aromáticos, respetando las especies arboleas autóctonas, permitiendo que en las instalaciones se siga un proceso natural de elaboración integrado en el paisaje que da como resultado un txakoli único, muy ligado a la tradición de la tierra:
Berroia de color amarillo pajizo, flores blancas, manzana madura, heno, volumen y frescura en boca; Aguirrebeko, con un color amarillo verdoso, flores blancas, melocotón, piña, miel, volumen, sedoso en boca y franco; Aguirrebeko Rosé, un rosa pálido, fruta roja, volumen y frescura en boca, cítricos y equilibrio y Berroja, vino amarillo con ribete de oro, mentolados, madera de eucalipto, fruta blanca y volumen en boca.
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