En el año 1939, un grupo con más de 100 viticultores independientes de Navarra, deciden unir sus esfuerzos para crear la Bodega de Liédena en forma de Cooperativa, uniendo sus cosechas para vender el vino a otras cooperativas o bodegas para que lo comercializaran. Actualmente, la bodega se encarga de embotellar y distribuir de manera formal la producción de sus vinos.
La bodega se encuentra ubicada en Liédena, el municipio de la Comunidad Foral de Navarra, en la Merindad de Sangüesa, en el extremo septentrional de la comarca de la Baja Montaña. Para sus habitantes el cultivo de la uva es su manera de vivir y convivir.
Los vinos creados en Bodega de Liédena, son herederos de décadas de tradición de las familias de Navarra, creados con los mismos viñedos y con amor, desde la vendimia hasta su embotellado.
La bodega posee viñas propias con un entorno natural único en el mundo, las montañas bajas del Pirineo. Cada viña es sometida a un control exhaustivo para garantizar sus cuidados y productos finales. Algunos de sus vinos más destacados son el Ledea Tinto Garnacha, Ledea Rosado Garnacha, Ledea Blanco Chardonnay, Ledea Tinto Crianza y La Villa Romana De Liédena.
Además, existen atractivos naturales que rodean la bodega como La Foz de Lumbier, una precisa garganta originada por el río Irati; El Cañon llamado La Foz De Arbayún, el cual ha sido labrado por el río Salazar, el Embalse de Yesa, el Mar de Los Pirineos y el Monasterio de Leire, una de sus arquitecturas más emblemáticas
La Bodega de Liédena desarrolla un proyecto que investiga las raíces de sus antepasados, los romanos del siglo II A.C., quienes llevaban a cabo el cultivo de la tierra para la elaboración de vinos.
El principal objetivo que persigue la investigación, es el de lograr crear vinos de la máxima calidad, diferenciados por su crianza en recipientes de cerámica en lugar de usar madera.
De la investigación se derivan otros posibles objetivos a alcanzar, como el certificar la funcionalidad de los envases de cerámica para la elaboración de tintos, y reconocer la diferencia en el proceso de crianza entre los recipientes cerámicos y los de roble. Todo con la idea de rescatar la tradición a través de la innovación tecnológica.
A partir de los resultados de la investigación, se dieron cuenta de que los envases de cerámica son de un material más sostenible por varias razones: poseen mejor tiempo de vida útil, son más fáciles para limpiar y mantienen el aroma, contextura y sabor natural de la uva.
Actualmente, los gustos se inclinan a que los vinos tengan menos gusto a madera, para poder disfrutar de la frescura o aroma de la fruta. Por ello, existen grandes marcas de vinos que ahora investigan las mejores opciones para hacer uso de este tipo de envases para la creación de sus vinos en algunas zonas vinícolas prestigiosas del mundo.
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