En 2013 fue fundada Bodega Galindo San Millán en la localidad de El Piñero, Zamora, un proyecto familiar con el que se busca hacer los mejores vinos de Toro posibles.
Aunque las primeras vinificaciones comenzaron en 2004, los inicios de la bodega fueron a principios del siglo pasado, cuando las familias Galindo y San Millán decidieron plantar viñas en diferentes pagos de la meseta Zamorana, para obtener las uvas con las que elaboraban pequeñas partidas de vino y surtían a diferentes bodegas de la zona hasta 1984.
Fue así como todo empezó en la antigua casa de los abuelos, en el espacio que correspondía al corral donde se guardaba el ganado y donde hoy día se han construido unas pequeñas instalaciones que sirven para darle vida a las elaboraciones, naciendo una tradición que se ha conservado a lo largo del tiempo.
Galindo San Millán se ha distinguido por ser una bodega respetuosa del entorno, seleccionando la agricultura ecológica como una herramienta que permite mimar el viñedo; obteniendo así uvas de la mayor calidad posible y con una maduración óptima.
Se trata por tanto de viñedos ecológicos ubicados en las propiedades de la familia, la más grande una viña de la variedad autóctona Tinta de Toro situada en un único pago en la localidad de San Miguel de la Ribera cerca de la bodega. Con una altitud de 810 metros y suelos formados por sedimentos de areniscas, arcillas, tierras calizas y cantos rodados salpicados por la superficie.
La viña más pequeña, en el término de El Piñero, en lo que antes era la albillera del abuelo Cándido San Millán, plantada únicamente de uva Verdejo, demostrándose que en una tierra de grandes tintos también pueden nacer grandes blancos.
Tierras cuyos frutos dan paso a los vinos La Pizca elaborado con la variedad 100% Tinta de Toro un vino de color cereza intenso; con aromas donde destacan la fruta madura y en boca es sedoso, contundente, fresco, complejo y elegante.
Y, La Miaja hecho con uvas Verdejo, que aportan un color amarillo pajizo; en nariz muy varietal, con notas de hierba, hinojo, heno, frutas de hueso y frutas blancas y con sutiles matices balsámicos. En boca es graso, muy fino, con buena estructura y fantástica acidez.
Ambos vinos con etiquetas que reflejan el sentimiento por el viñedo y por su pequeño tesoro, una uva fantástica de una viña centenaria situada en un lugar privilegiado de la D.O. Toro; la ilustración del zorrillo de La Pizca y el topillo en el caso de La Miaja.
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