Bodegas Maillo e Hijos es una empresa ubicada en Montilla, Córdoba, una nueva generación de bodegueros que busca manifestar la personalidad y el carácter de la tierra a través de una gran variedad de los mejores vinos.
Su origen está relacionado con el lagar Saavedra, el cual cuenta con numerosos años de historia y está situado en tierras que pertenecieron a Francisco Xavier Venegas de Saavedra y Rodríguez de Arenzana, marqués de la Reunión y Nueva España, entre otros propietarios.
Así, a finales de los años cuarenta el lagar contaba con al menos tres propietarios, dos de ellos fueron la familia Jiménez Castellanos y la familia Maillo Granados; siendo esta última la que vendería su parte a los primeros, para luego recuperarla por uno de sus hijos, Feliciano Maillo Ávila, a finales de los años 80.
Más adelante, su hijo Feliciano Maillo Zamora, emprendió en el lagar la creación y actividad de bodega y comenzó a elaborar y comercializar sus propios vinos; diferenciándose la etapa de lagar con más de dos siglos de antigüedad y su etapa de bodega desde las últimas cuatro décadas hasta la actualidad.
Maillo e Hijos es una bodega comprometida con la creación de vinos que deleitan a los clientes, un logro alcanzado gracias a las condiciones climáticas existentes en la zona y el entorno donde se crían las prestigiosas viñas productoras de insuperables uvas, amparadas bajo la denominación de origen Montilla-Moriles.
Una gama de caldos que incluye un Tinaja conocido bajo la marca El Fresco, un vino joven del año y con sabor afrutado en el paladar, elaborado con uvas Pedro Ximénez y Airén. El primer vino de este tipo comercializado y posicionado en el mercado por lo la bodega, siendo esta la pionera en la comarca.
Además, está el Naturalmente Dulce comercializado con la marca de Carmelita. Un vino de carácter joven afrutado con aromas varietales, de color pálido con matices verdosos y una concentración de azúcares naturales que lo hacen digno de los paladares más selectos.
Asimismo, se tienen los vinos Finos, Los Tres Cerros elaborado con la variedad Pedro Ximénez, con un sabor ligeramente amargo, un aroma punzante y un color amarillo pálido. Y, El Saavedra, el orgullo de la empresa; de color pálido verdoso ligeramente turbio con partículas de flor en suspensión, con un estilo propio, muy personal y singular.
Por otra parte, la bodega cuenta con un Amontillado y un Cream Viejo de una gran calidad y con el vino en rama que es el resultado de una elaboración natural sin tratamientos con productos enológicos que alteren la estructura visual ni organoléptica del mismo; razón por la cual tiene un aspecto de ligera turbidez, color, sabor y aroma muy singular, propio del estado de pureza de estos elegantes vinos.
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