Rectoral de Gundivós

Rectoral de Gundivós en D.O. Ribeira Sacra

En el año 2015 nace Rectoral de Gundivós en Sober, Lugo, de la mano de tres viticultores y un alfarero, quienes fusionaron en este singular proyecto dos tradiciones de esta tierra: el vino y la alfarería.

Es así como la bodega se sitúa en el centro alfarero Rectoral de Gundivós, una noble construcción del siglo XVIII donde se mantiene vivo todo el ritual de la alfarería.

Una fusión que alcanza su máxima expresión con el vino Ámboa Lútum, elaborado con micro fermentaciones en ámboas, vasija tradicional de barro de compleja elaboración.

Una bodega de enfoque tradicionalista

La labor de Rectoral de Gundivós está fundamentada en una filosofía que busca maridar historia, terruño y paisaje.

Razón por la cual elabora sus vinos de la forma más natural posible, a través de una viticultura respetuosa con el medio ambiente y con la mínima intervención en los vinos.

De allí que en las hectáreas de viñedo propio que posee en las laderas del Río Sil, en la subzona de Amandi, se conserva la tradición de bancales y se limitan las producciones por planta para lograr la máxima expresión de los viñedos y recuperar variedades autóctonas como Albarello, Merenzao, Negreda o Branco Lexítimo; a partir de las cuales se obtienen vinos con referencias a la alfarería:

• Adobe: un tinto joven elaborado con las uvas Mencía, Garnacha y Albarello; cristalino, de color cereza con tonos violáceos y aroma intenso y franco a fruta madura, balsámico, mineral, con tonos de regaliz. En Boca potente y equilibrada de tanino agradable y acidez viva, con frescura y persistencia.
• Ámboa: un vino tinto hecho con las variedades Mencía, Garnacha tintorera y Merenzao; que le aportan un color púrpura muy atractivo, capa alta. Con aroma franco e intenso y matices de fruta madura negra, mineral, tostado, torrefacto. En boca intenso, persistente, taninos marcados por su juventud, agradable y mucha frescura.
• Ímbrice: vino blanco producido con uvas Godello, Branco Lexítimo y Dona Branca. Con un atractivo color amarillo paja, con reflejos verdosos, limpio y brillante; con delicados toques florales que se abren a tonos de fruta blanca y tropical. Y, en boca agradable y fresco, con matices vegetales propios de la variedad, final en boca harmónico y persistente.

Vinos que resultan de un proceso de elaboración artesanal usando técnicas milenarias, que puede ser presenciado durante las visitas guiadas por el edificio histórico, acompañado de una degustación en un entorno singular.