Bodega La Purísima

Bodega La Purísima en D.O. Yecla

Bodega La Purísima fue fundada en 1946 en Yecla, Murcia por varios agricultores que se agruparon para mejorar la calidad de los vinos de la zona.

El empeño y la voluntad de estos por elaborar grandes vinos hizo que en el año 1975 obtuvieran el título de D.O., un logro para estos agricultores para quienes, al igual que hoy día, el vino es como una obra de arte en la que se unen a una larga historia una filosofía joven, moderna y actual.

Se trata de una bodega con vocación internacional, por lo que sus vinos de elaboración propia se disfrutan en más de 30 países, en los que ha conseguido un merecido prestigio y numerosos premios nacionales e internacionales; un éxito que ubica a La Purísima como una de las más importantes de la región.

De allí que continúa siendo fiel al espíritu de sus fundadores: calidad y autenticidad, reflejado en el proceso de elaboración que efectúa, en el que destaca la innovación tecnológica con la incorporación de equipos modernos en las fases de vinificación, almacenamiento y estabilización de los vinos, embotellado y crianza.

Un compromiso con tradición vinícola

Con el objetivo de elaborar buenos vinos, Bodega La Purísima cuenta con hectáreas de viñedo situadas en el Altiplano Murciano, a una altitud que fluctúa entre 500 y 900 metros, con una variedad suelos que tienen en común su pH básico y son pobres en materia orgánica con bajos contenidos en nitrógeno total.

Además, el viñedo está influenciado por un clima de tipo continental seco, con veranos muy cálidos e inviernos fríos y precipitaciones escasas; factores que en conjunto favorecen la producción de vinos concentrados, con carácter, con color y sabor intensos.

Vinos auténticos, impregnados con la esencia del terruño en el que crecen las variedades Monastrell, la más adaptada a esta tierra, y otras como Airén, Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon o Syrah.

Uvas que son plantadas por técnicas de selección masal, en las que el mismo agricultor realiza todos los trabajos de plantación; manteniéndose la tradición y la calidad de todas las cepas, cuidando la tierra sin usar productos químicos tóxicos, abonos, pesticidas, herbicidas, entre otros y recuperando los sabores y aromas perdidos.