En el año 1883 Pedro Fábregas Pajés decidió cambiar de vida y establecerse en Barbastro, Huesca, donde comenzó su andadura comprando vinos de Barbastro que luego vendía en Francia, naciendo así Bodegas Fábregas.
Posteriormente, en 1940 Pedro Fábregas Mur, segunda generación de la familia, se hizo cargo del negocio de vinos situado entonces en la céntrica calle Graus de Barbastro; quedando a cargo de la empresa, tras su fallecimiento, su esposa Doña Pura.
Más adelante, en 1960 José María Fábregas Roy de la tercera generación de la familia, compró “La Alcoholera”, un terreno situado en el Campo San Juan de Barbastro que incluía la destilería construida en 1920; el cual fue adaptado para la elaboración de vino, labor realizada hasta la actualidad en la DO Somontano.
Su crecimiento hizo que en 1998 Flor Fábregas Canales, la cuarta generación de la familia, rehabilitara, equipara y adaptara el edificio de la bodega a los criterios y exigencias de la enología moderna; logrando afianzar la marca Fábregas con la elaboración de nuevas referencias tanto en blancos, rosados y tintos y, crear el proyecto de campo alrededor del Moristel que busca conservar esta variedad reina del Somontano.
Para la elaboración de sus vinos Bodegas Fábregas cuenta con un edificio singular por su historia, su idoneidad para la producción de vinos y su ubicación, siendo la única bodega del Somontano que se sitúa en el centro urbano de la ciudad de Barbastro.
El mismo trata de una edificación en la que destaca la gran torre que se eleva por encima de las naves de elaboración y que funcionaba como alambique de destilación cuando se producía únicamente alcohol.
Así como, los depósitos de hormigón subterráneos donde se almacenaban los hollejos que luego se destilaban para obtener el alcohol y que hoy día se usan como sala de barricas ya que mantienen de forma natural las condiciones de temperatura, oscuridad y humedad que requiere el vino para una crianza ideal.
Un edificio que durante varias generaciones ha sido testigo y protagonista de tantas historias relacionadas con el vino de Barbastro, modificado pero lleno de pequeños rincones y detalles que recuerdan que allí dentro siempre se han trabajado las uvas, manteniendo viva la esencia del Somontano y dando paso a vinos auténticos y originales, las gamas Fábregas y Mingua que pueden ser degustadas y catadas durante las visitas a la bodega.
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