Miquel Oliver es una bodega que desde sus inicios se encuentra en Petra, Illes Balears. Primero en el centro del pueblo, donde se ubican las bodegas centenarias y desde hace unos años en las afueras, entre viñedos; lugares perfectos para crear vinos extraordinarios.
La bodega antigua destaca por su gran belleza, valor arquitectónico y sus muros que han visto pasar y han escrito la historia de Miquel Oliver durante cien años desde un entorno privilegiado.
Una bodega en la que actualmente no se produce vino pero se ha convertido en un espacio abierto acogedor y especial donde celebrar eventos, visitas, catas y degustaciones. Un lugar ideal para asomarse al pasado.
Por otra parte, las nuevas instalaciones en las que se construye el futuro, diseñadas con espacios amplios y con la última tecnología, con el fin de optimizar y controlar cada paso del proceso de la elaboración del vino como la recepción de la uva, la vinificación, la crianza en barricas, el embotellado, la crianza en botellas, el etiquetado y el almacenaje.
Los vinos de Miquel Oliver se identifican por ser vinos con cuerpo pero sobretodo con alma, con personalidad, aromas y matices propios, que los hacen únicos aunque comparten la calidad y la pasión con la que se han elaborado.
Son vinos que se caracterizan porque detrás de cada uno hay una historia. Algunos son herencia de generaciones pasadas y otros nacen del empeño en innovar y experimentar. De allí que el alma de cada caldo es la que Pilar y su equipo ponen en su elaboración e incluso la de quienes tienen la oportunidad de catarlos.
Vinos blancos, rosados y tintos de gran expresión e identidad mediterránea que hablan con pasión a través de su color, su sabor, su olor y sus matices. Particularidad que permite que Miquel Oliver sea una bodega que marida con expertos, con aficionados, con recién iniciados en el mundo del vino y con quienes aún no lo son.
Se trata de vinos que nacen en las tierras del término Municipal de Petra y en las viñas de otras fincas ubicadas en Felanitx y Manacor, controladas por la bodega; las cuales en conjunto poseen un suelo y un clima óptimo para el cultivo de la vid.
Un ambiente que es trabajado sin herbicidas y de forma manual y mecánica en todo el proceso de desborre, deshojado y eliminación de exceso de carga para protegerlo, optimizarlo y mejorar la calidad de la uva y de los vinos.
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