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La crianza del vino, ¿mejor en barrica o en depósito?

La crianza del vino, ¿mejor en barrica o en depósito?

Últimamente hemos realizado diversas visitas a grandes bodegas españolas, y en muchas de ellas, entre los visitantes surgían siempre preguntas del tipo: “¿Por qué los vinos reposan en barricas?” o “¿Por qué lo hacen en depósitos?”, “¿Existen muchas diferencias entre un método u otro?”.

Si eres un gran conocedor del vino, quizá estas preguntas te sorprendan, ya que es probable que no se te escape ninguno de los secretos de la crianza de los vinos (aunque seguramente te podamos aportar curiosidades que no sabías); pero si, por el contrario, no conoces mucho sobre los procesos de elaboración de los caldos, es muy posible que seas una de esas personas que se hacen las preguntas que mencionábamos.

Sea como fuere, con este artículo queremos acercarte más a estos dos métodos de crianza del vino, para que cuando realices una visita en una bodega y hagan ese tipo de preguntas, puedas presumir de que ya conoces la respuesta.

Para poder hablar de las diferencias entre la crianza en barrica y en depósito, primero debemos conocer en qué consiste exactamente el proceso de crianza en los vinos.

¿Para qué sirve la crianza de los vinos?

Antes de explicar para qué sirve la crianza del vino, es importante mencionar que no todos los vinos son aptos para este proceso. El bodeguero debe considerar si un vino llevará o no crianza teniendo en cuenta el tipo de uva, la calidad de la vendimia y la del vino, y si la crianza va a ayudar a mejorar ese vino.

La crianza hace evolucionar los vinos. Ese periodo de reposo (en barrica, depósito y también botella) ayuda a que los caldos terminen de formarse en aromas, sabores y color. Es también un proceso que permite separar el vino de las partículas que se han producido durante la fermentación y, además, en los vinos tintos ayuda a suavizar los taninos.

Ahora sí, conozcamos en detalle los métodos de crianza en barrica y crianza en depósitos.

Las barricas de madera para la crianza del vino

Normalmente cuando se menciona la crianza de un vino, en lo primero en lo que pensamos es en las barricas de madera. Todos hemos escuchado alguna vez términos como “barrica de roble francés” o “barrica de roble americano”, estemos más o menos familiarizados con ellos.

La crianza del vino en madera influye mucho sobre las cualidades y propiedades del caldo. En función del tipo de madera que se elija, de si es nueva o vieja, de su tueste y del tamaño, esta transmitirá unos u otros elementos gustativos y aromáticos al vino.

Roble francés vs americano: Las barricas de roble francés suelen aportar más complejidad, con aromas especiados y balsámicos, que recuerdan a vainilla o frutos secos. Por su parte, las barricas de roble americano transmiten más dulzor e intensidad de aromas, con notas exóticas como el coco o el cacao.

Además de aportar nuevos aromas, la crianza en barrica estabiliza y limpia el vino, dándole una nueva vida y certificando su calidad.

Crianza del vino en barricas de madera

¿Por qué el vino en barrica cuenta con aromas únicos?

La razón de que, con la crianza de un vino en barrica de madera, este adquiera nuevas propiedades aromáticas, es por la porosidad de la madera.

Los poros, al igual que el tapón de la barrica, provocan que se lleve a cabo un proceso de microoxigenación mediante el cual se oxidan ciertos componentes propios del vino. Esto hace que el vino evolucione y que se inicie el proceso de envejecimiento del mismo.

Esta microoxigenación también es la responsable de que la madera transmita algunos de sus aromas o sabores al caldo. Pero hay que tener cuidado con esto. Si un vino pasa más de 24 meses de reposo en una barrica, es probable que el exceso de oxigenación estropee el vino.

Así es la crianza en depósitos de vino

Aunque puede que no sea tan conocida como la crianza en madera, la crianza en depósitos ocupa un lugar importante en bodegas de todo el mundo.

La principal diferencia con la anterior es que los depósitos no transmiten propiedades aromáticas ni gustativas a los vinos, es decir, no modifican el resultado final del caldo. Normalmente, la crianza en los depósitos de vino suele ser más corta que su homónima en madera; lo más común es que vaya desde los 2 meses hasta los 12 en vinos más complejos.

Muchas personas tienden a pensar que los vinos con crianza en depósito son de menos calidad, pero nada más lejos de la realidad. Hoy en día existen multitud de materiales óptimos para la fabricación de depósitos para vino que ayudan a obtener vinos de gran calidad.

Tipos de depósitos para el vino

  • Depósitos de acero inoxidable: son los más habituales de las bodegas. Se trata de grandes tanques herméticos que permiten mantener los aromas, sabores y propiedades del vino, sin que estos se modifiquen en el proceso de crianza. En ocasiones, para ciertos tipos de vino, se les añade una válvula que ayuda a llevar a cabo la microoxigenación del caldo. El acero inoxidable es uno de los mejores materiales para los depósitos de vino, ya que es resistente, duradero y fácil de limpiar.

 

Depósitos de acero inoxidable para vino

  • Depósitos de hormigón: se trata también de depósitos herméticos y que no modifican los aromas y sabores de los vinos que reposan en su interior. Para evitar la contaminación de los vinos, es necesario que se les dé en su interior una capa de pintura epoxi, por lo que conllevarían más mantenimiento que los de acero inoxidable. La porosidad propia del material permite que se lleve a cabo correctamente la microoxigenación. Podemos encontrar depósitos de hormigón de diversas formas, siendo los más comunes los depósitos huevo.

Depósitos huevo: al no contar con esquinas, estos depósitos permiten que el caldo esté en continuo movimiento sin necesidad de bombas, lo que ayudará a redondear los taninos del vino.

  • Depósitos de barro: el barro es uno de los primeros materiales que se empleó para la guarda de vinos. En los últimos años, algunos bodegueros han decidido incorporar este tipo de depósitos para, en cierto modo, volver a los orígenes. Con los depósitos de barro se pueden conseguir grandes vinos, en su mayoría tintos suaves. Pero este es un material con el que hay que tener especial cuidado, ya que, si no se trata con los elementos y técnicas adecuados, puede contaminar y estropear el vino.

¿Qué tipo de crianza del vino es mejor?

Después de estas explicaciones acerca de los dos métodos de crianza del vino te preguntarás: “Vale, pero ¿cuál de las dos es mejor: la crianza en barrica o la crianza en depósito?”. La respuesta es que depende.

Depende del tipo de vino que se quiera conseguir con esta crianza. En el caso de querer elaborar un vino complejo y envejecido (generalmente tintos), habrá que apostar por la crianza en barrica de madera. Por su parte, si lo que se pretende es obtener un vino afrutado, ligero y vivo (generalmente blancos y rosados, aunque también ciertos tintos), entonces la mejor opción será la crianza en depósito.