La D.O. Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda procede de este municipio de la provincia de Cádiz a orillas del Atlántico, en la parte más meridional de la Península Ibérica. Es un entorno natural privilegiado, entre la desembocadura del Guadalquivir y el Parque Natural de Doñana.
La peculiaridad del entorno bañado por el mar, donde está la D.O. Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, y las condiciones climáticas lo convierten en un vino excepcional, destacado por su carácter potente y una sutileza inigualable, además de su complejidad y elegancia.
La región de Sanlúcar de Barrameda, y del Marco de Jerez en general tienen tras de sí una cultura muy antigua que gira en torno al vino. Por su ubicación geográfica, ha sido el hogar de diferentes y variadas civilizaciones establecidas en el Mar Mediterráneo a lo largo de la historia y que han sentado las bases de la actual D.O. Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
Con la llegada de los fenicios, alrededor del 1.000 a.C., comienza a cultivarse la vid y en cada uno de sus viajes por el litoral mediterráneo, el vino es un acompañante que no falta.
Durante el dominio del pueblo romano, el vino de la zona se vuelve muy popular en todo en todo el Imperio y las ánforas ya tenían el sello de origen.
Bajo la dominación de los árabes, los cultivos de vid de Sanlúcar eran destinados a producir uvas pasas y la destilación para elaborar perfumes y ungüentos medicinales. El pueblo árabe aportó el método de la destilación, lo que sería imprescindible para la técnica de fortificación de la Manzanilla y de los Vinos de Jerez.
En la época cristiana, gracias a su ubicación portuaria, se estrecha la relación comercial sobre todo con Bretaña y Flandes. La necesidad de estabilizar el vino para viajes largos trajo consigo la práctica de la fortificación.
Después del descubrimiento de América, el puerto de Sanlúcar es un referente en cuanto a los viajes al Nuevo Mundo por su localización clave para la exportación, colonización y comercio. En estos viajes, el vino es un alimento que no le puede faltar a la tripulación.
En los s. XVI y XVII la demanda de vino de la comarca aumenta considerablemente, sobre todo por parte de Gran Bretaña.
A principios del s. XIX ya se elabora en Sanlúcar la actual Manzanilla. Es una época dorada para el sector que es frenada de golpe por la filoxera.
En 1935, la Manzanilla se incorpora a la DO Jerez-Xérès-Sherry.
En 1964 es reconocida de manera oficial la Denominación de Origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, y con ella la identidad de este vino, destacando su procedencia y la tradicional forma de elaboración.
Hay 3 factores relevantes que condicionan el microclima de la zona: el río Guadalquivir, el Océano Atlántico y la marisma. La influencia de estos agentes, da lugar a temperaturas suaves y una humedad relativa más alta, otorgándole ese carácter especial a los vinos envejecidos en las bodegas sanluqueñas.
Para la elaboración de la Manzanilla, la uva por excelencia de la comarca es la Palomino Fino. Este tipo de uva, destaca por sus jugosos granos dulces y sabrosos con un mosto claro. Su perfecta maduración se da gracias al clima de la zona y a su cultivo en campos de tierra albariza.
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