La D.O. Pla de Bages es una de las denominaciones que se extienden por la Comunidad Autónoma de Cataluña, en el noreste de España.
Los primeros indicios de la vitivinicultura en la zona se encuentran en las villas romanas, como la de Boades (Castellgalí) donde se encontró una pieza de cerámica del siglo I o II a.C. o en La Feliua donde se encontró la base de una antigua prensa del siglo IV o V d.C.
Tras la caída del imperio romano y la llegada de los musulmanes, la despoblación fue importante en la zona hasta que en el siglo IX se repobló la zona centro de Cataluña. Los cultivos de vid comenzaron a expandirse por la región a partir de 970. El monasterio de Sant Benet de Bages tuvo un papel clave en esta expansión. La producción de vino de la zona sirvió como para intercambiar trigo y otros productos con otras zonas de Cataluña.
Debido a la exagerada expansión de los viñedos, se comenzó a dar privilegios proteccionistas. Manresa se convirtió en la capital vinícola de la región. En los s. XVI y XVII la comercialización de vino aumentó considerablemente y mejoraron las técnicas de elaboración.
En la segunda mitad del siglo XIX, la zona del Bages fue la que mayor número de cultivos de vid tenía de toda Cataluña. Esta época de crecimiento se vio frenada por la plaga de la filoxera, que tras asolar los viñedos franceses llegó a los cultivos de la Península Ibérica. Justo después se comenzó a replantar con injertos americanos y la región del Bages mantuvo su tradición vitivinícola.
En 1995, nace la Denominación de Origen Pla de Bages y en el año 2006 se aprueba su reglamento en el que se definen sus funciones.
En la región se da un clima continental mediterráneo de media montaña con una fuerte oscilación térmica y unos bajos índices de lluvias.
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